El proceso de lavar los platos y objetos que hemos utilizado para cocinar puede volverse una verdadera molestia para la mayoría de personas, por lo que siempre se agradece cualquier facilidad que signifique esforzarse lo menos posible y ganar tiempo libre después de almorzar o cenar. Por ejemplo, las sartenes antiadherentes se han vuelto una elección popular.
Las sartenes antiadherentes prometen una superficie en dónde no se queden pegados los restos de los alimentos al cocinarse a altas temperaturas, por lo que solo tienes que pasar suavemente una esponja con detergente para que queden completamente limpias. Sin embargo, ¿sabes cuál es la razón por la que logran esta cometido?
Así están fabricadas las sartenes antiadherentes
El teflón ayuda a que la comida no se queme como también al lavado posterior
En la actualidad la gran mayoría de modelos de sartenes a la venta cuentan con una cobertura de materiales fluorupolímeros, más precisamente el denominado politetrafluoroetileno, o comúnmente reconocido como teflón. Esa es la clave que hará que este objeto mantenga su utilidad como desde el primer día por una mayor cantidad de tiempo.
Debido a que un contacto a altas temperaturas no les permite la capacidad de mantener en buen estado otros colores, generalmente en su superficie te encontrarás con una tonalidad gris oscura o negra. Ese recubrimiento suele estar acompañado de una base de aluminio (generalmente los modelos más baratos) o acero inoxidable.
Vale remarcar que las sartenes pueden contar con una sola capa de teflón o utilizar multicapas en caso de los modelos más costosos. En todos los casos se acompaña de un componente adhesivo que permite que se unan con la base metálica, además de un portador como disolventes orgánicos o agua, y agentes de refuerzo presentes para aumentar los niveles de resistencia a rayones o desgastes.
Dependiendo del uso diario como del cuidado que le des (el nivel de la flama al que la sometas o la intensidad a la hora de lavarla), es probable que las sartenes antiadherentes tengan una duración promedio de dos años. Sin embargo, puedes quedarte tranquilo de que no hay riesgos de que trozos de teflón acaben en la comida, por lo que tienes tiempo para pensar en su renovación.
