El tema de la subida del precio de la electricidad en España es algo que sigue preocupando a los usuarios. Ya nos hemos acostumbrado a poner la lavadora en fin de semana o a planchar en la hora de la siesta, sin embargo, todavía se puede hacer más para ahorrar en la factura de este suministro tan esencial. Cambiar la potencia contratada puede ser una buena manera de bajar algunos euros en el pago total, pero hay que saber cómo hacerlo y qué puede implicar.
Qué puede pasar al cambiar la potencia contratada
La potencia es la cantidad de energía eléctrica que podemos usar en casa. Cuantos más dispositivos conectemos, más potencia necesitaremos. Además, no basta con tener en cuenta los habituales, como la nevera, la calefacción o el televisor. Hay que valorar que habrá ocasiones en las que nuestro consumo eléctrico sea mayor, por ejemplo, si podemos algo a cocinar en el horno y a la vez aprovechamos para poner la lavadora, planchar la última colada mientras nuestros hijos juegan con la videoconsola. Todos los dispositivos eléctricos de la casa consumen, algunos más que otros.
Si contratamos demasiada potencia, el precio de la factura será más caro de lo que realmente necesitamos, mientras que si nos quedamos cortos podremos tener interrupciones en el servicio (lo que se suele conocer como que “salten los plomos”).
Cómo saber cuánta potencia contratar
Si te fijas en tu factura de la luz, verás que principalmente pagas por dos conceptos: la potencia contratada (un valor fijo) y el consumo realizado (un valor variable). Lo ideal para saber cuánta potencia contratar es que cojas las facturas del último año y mires cuál es el consumo máximo que has hecho y ajustes a eso.
Si no las tienes a mano o crees que tu uso va a cambiar, también puedes acudir a una calculadora de potencia. En internet encontrarás muchas. Para facilitarte el paso de buscar, aquí te dejamos la calculadora de potencia de Endesa.