El pan es un alimento muy delicado. Lo compramos hoy y mañana ya no nos sirve, se pone duro en pocas horas. Y es una pena. Por eso (y para no tener que estar bajando a diario a la panadería), muchas personas optan por congelar pan. Pero incluso esto tienes que saber cómo hacerlo correctamente para que mantenga sus propiedades.
Cómo congelar pan correctamente
Lo primero, y aunque suene lógico, es importante tenerlo en cuenta: no esperes a que se ponga duro. En el momento en que sepas que no vas a utilizarlo, empieza el proceso de congelación, para ganarle tiempo al calendario.
Lo primero es guardarlo en bolsas de plástico de congelación. Si no tienes, otra opción que te planteamos es que envuelvas el pan en papel de cocina y luego en papel aluminio. Lo importante es que quede bien cerrado, sin aire a ser posible. Sabemos que muchas personas usan la propia bolsa de papel que dan en las panaderías o incluso en bolsas de plástico que están abiertas. Sin embargo, y aunque puedes hacerlo que tampoco se acaba el mundo, lo cierto es que este método no es muy eficaz, ya que puede coger los olores y la humedad del congelador.
En la medida de lo posible, congela por piezas pequeñas, ya sea por trozos o en rebanadas. Mucha gente no sabe que una rebanada congelada la puedes poner directamente en el tostador. Es ideal si se te ha olvidado descongelar el pan de las tostadas del desayuno.
¿Y cuánto tiempo es el indicado para congelar pan? Cuanto más grande sea la pieza, más tiempo aguanta congelada. Lo ideal es no tenerlo más de tres meses para las piezas grandes (como barras, hogazas…) o un mes para las piezas más pequeñas (como pulgas).
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