El verano en España puede llegar a ser muy caluroso. Este año estamos viviendo uno de los peores veranos que se recuerdan con temperaturas muy elevadas y un nivel de humedad preocupante. Por eso, es muy importante que nos mantengamos bien hidratados y que nos refresquemos todo lo que podamos. El agua fría es uno de los mayores placeres de verano, sin embargo, si piensas congelar agua hay algunas precauciones que debes tener en cuenta. Te lo contamos.
Qué tenemos que tener en cuenta antes de congelar agua
Lo ideal sería simplemente tener agua fría en la nevera disponible para toda la familia. En este punto, si somos muchos, es posible que no tengamos espacio suficiente para almacenar la cantidad recomendada, que es de dos botellas por persona, o simplemente que se nos haya olvidado llenarla. Es aquí cuando se nos puede ocurrir congelar agua para tenerla disponible antes de tiempo.
También, esta técnica es habitual si vamos a pasar tiempo fuera de casa (en la playa, en el campo…) y no tenemos un termo que mantenga fresquita el agua. Al llevarla congelada, aguantará más tiempo fría.
Sin embargo, el primer problema es que el propio hielo nos impida beber cuando lo queramos y tengamos que esperar un rato. El gran problema, sin duda, tiene que ver más con los problemas que podemos tener dentro del propio congelador. Hay que tener cuidado con el tipo de envase en el que vamos a congelar el agua. Si es de un cristal no preparado para el congelador, este puede explotar y llenar nuestro congelador de trozos de cristal.
El peor de los casos es que estas botellas se rompan en las manos, por el contraste entre el calor del exterior y el punto de congelación del agua.
Sigue estas recomendaciones y disfruta de este verano con una buena hidratación.
Por cierto, ¿sabes cuál es la temperatura ideal del agua para la ducha? Aquí te lo contamos.