Todos las usamos a diario y sin embargo no sabemos tanto de ellas como pensamos. Si crees que comprar una nueva sarten es simplemente ir a una gran superficie y elegir la más bonita o abrir Amazon y hacer el pedido de la más cara o la más barata (según si quieres “asegurar” que no se vayan a estropear en dos días o quizá si tu motivación es ahorrar lo máximo posible), tenemos que decirte que te equivocas. No es necesario que te hagas ahora un experto en esta materia, pero el primer paso es, al menos, conocer los tipos de sartenes disponibles en el mercado para que puedas valorar cuál se puede acercar más a cubrir las necesidades que tienes en la cocina.
Los tipos de sartenes más habituales
Comenzamos con la reina de las cocinas: las sartenes de teflón. Tiene como ventaja que es un material muy fácil de limpiar y que ofrece una altísima antiadherencia, pero su principal contra es que exige que tengamos cierto cuidado con ella. No podemos rasparla, tenemos que evitar productos que puedan abrasarla y tampoco se recomienda utilizarla con temperaturas muy elevadas.
Como alternativa al teflón nacieron las sartenes de cerámica, que también tienen como ventaja su facilidad para limpiarla y su alta antiadherencia, además de aguantar mejor las altas temperaturas, por lo que si eres de cocinar a fuego alto, puede ser tu mejor opción. Eso sí, su resistencia es menor.
Hay quien todavía opta por sartenes de acero inoxidable. Te las recomendamos para cocinas profesionales por su alta durabilidad y resistencia, son sartenes que te durarán toda una vida, sin embargo, pesan bastante y tienen una mala antiadherencia. Aquí te contamos cómo limpiar el acero inoxidable.
O tal vez estás pensando en comprar sartenes de piedra. Estas tienen como ventaja que presentan una buena antiadherencia, buen mantenimiento de temperaturas y una buena durabilidad, aunque son más pesadas y con un precio más elevado.